El nombre de caracoles viene por la utilización de esta palabra en el estribillo, lo mismo que ocurría con el mirabrás, al que se parece muchísimo musicalmente.
Hipólito Rossy recoge esta letra:
...Antes de que se te olvide,
Manuela Reyes,
se secará la fuente
de la Cibeles.
¡Caracoles, caracoles!
Entre los entendidos de la época, no estaba muy valorado este cante, más bien se le despreciaba abiertamente por considerarlo cante superficial destinado a un público mayoritario y desconocedor del cante jondo.
Sin embargo, algunos, como Fernando Quiñones, lo defienden como cante lleno de fuerza y alegría de vivir.
Como ocurrió con otros cantes, Antonio Chacón lo rescató del olvido y le otorgó una mayor calidad artística con sus innovaciones.
Hay muchas letras de caracoles dedicadas a Madrid, debido a que Chacón, durante su estancia en la capital, "madrileñiza" dichas letra, como por ejemplo:
La gran calle de Alcalá
cómo reluce
cuando suben y bajan
los andaluces.
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