jueves, 24 de abril de 2014

LOS JUEVES ME PONGO FLAMENCA

Hoy, el origen (se podría decir)

LA TONÁ

La toná es un cante matriz del cual nacieron otros palos, entre ellos la saeta, que ya tuvo su entrada la semana pasada porque por esas fechas me parecía más adecuado, pero en realidad tendría que haber empezado por aquí.
Decir que la toná es un cante matriz significa decir que es uno de los cantes más antiguos del flamenco y que no tiene compás ni acompañamiento musical debido al carácter íntimo que tuvo en su origen.
Los gitanos andaluces adoptaron como suyos los romances a los que se denominó corríos y de ahí surgen las tonás, martinetes, deblas, saetas y carceleras. Palos que se cantaban después del trabajo, en reuniones con amigos e íntimos, donde, incluso se usaban para discutir los problemas que tuvieran entre ellos o, como en el caso de las carceleras, cantes que se escucharon en las cárceles.
Las tonás que se han conservado hasta nuestros días, tienen una misma línea melódica y es en la letra donde encontramos las diferencias.
Cantaores históricos de las tonas son: Tío Luis el de la Juliana, Blas Barea, Perico el del Lunar o Antonio Chacón gracias al cual, sobrevive la toná del Cristo, además de la Chica y la Grande.

Los cantaores modernos no han cultivado apenas este palo, una auténtica pena pues este cante, sin acompañamiento tiene como un misterio, una magia, algo muy telúrico, primitivo que a mí personalmente, me fascina.


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