jueves, 17 de abril de 2014

MIÉRCOLES SANTO (pero los jueves me pongo flamenca)

Y, por eso, hoy, además de mis fotos de ayer, hablaré de un palo flamenco que viene al pelo: 

SAETA

NOCHE

Cirio, candil,
farol y luciérnaga.
La constelación
de la saeta.
Ventanitas de oro
tiemblan,
y en la aurora se mecen
cruces superpuestas.
Cirio, candil,
farol y luciérnaga.

Federico García Lorca

Como todo el mundo sabe, la saeta es un canto religioso sin acompañamiento musical, aunque en algunos concursos sí acompaña un tambor, y que se realiza en toda Andalucía durante las procesiones de semana santa.
Se trata de una melodía de ejecución libre, perteneciente al grupo de las tonás (como la seguiriya, martinete, debla, carcelera) y de influencia árabe.
El texto, lógicamente, siempre hace referencia a la pasión y muerte de Cristo y al dolor de María.
Cuenta la leyenda que fue Enrique el Mellizo quien cantara por primera vez ante una imagen procesional (¿tal vez el Greñúo?) en el gaditano barrio de Santa María.
La saeta alcanzó su esplendor en las voces de Manuel Centeno, Manuel Torre, La Niña de los Peines, La Niña de la Alfalfa y muchos otros.
Dentro de la saeta como cante básico, hay varios tipos, entre los cuales destaca por su dificultad la llamada saeta malagueña.
Este tipo de saeta nace hacia los años 40 del pasado siglo y su particularidad estriba en que une dos saetas, por lo cual, el saetero tiene que hacer gran alarde de facultades.
La primera saeta se canta por seguiriyas, se sigue un tercio de unión (por lo general, un ay ay) y se continúa con la segunda que se canta por martinete o carcelera.
Este tercio de unión es lo que caracteriza a la saeta malagueña, es lo que la define, sin él, simplemente serían dos saetas independientes, el tercio es lo que la convierte en una sola saeta.

Saeteros de Málaga a destacar: Antonio de Canilla, María la Faraona, Pepe de Campillo, Diana Navarro y muchos otros que están revitalizando el género, además de los concursos que cada año organizan las peñas flamencas, como la de la Trinidad.


Dicho lo cual, ayer disfruté mucho más de las procesiones que el martes, sea porque dio la casualidad de que por donde nos movimos no había mucha bulla o porque la final de la copa ayudó mucho, no me agobié nada.






Cofradía de la Paloma. El cristo de La puente del Cedrón (no me he equivocado, es su nombre) caminando hacia el recorrido oficial y la virgen de la Paloma, preciosa y espectacular con un trono inmenso, típico de Málaga al que ya le queda poco porque están realizando otro que, seguramente, tendrá las mismas características que este. No se puede imaginar a la Paloma en un trono discretito, imposible.




El trono del cristo de la Sangre por el mercado de Atarazanas, donde dieron una curva muy bien hecha y con el mercado de fondo quedaba muy bonito.



Y la virgen de Consolación y Lágrimas, con su característico color lila tan precioso, al igual que la virgen de la Trinidad, es la que luce las flores más bonitas


Cristo de Azotes y Columna, el que abre la cofradía de Fusionadas del miércoles (la cofradía completa son 6 tronos y se reparten entre el domingo de ramos, con la virgen de Lágrimas y Favores, el miércoles y el jueves de madrugada con el cristo de la Vera Cruz, el más antiguo de la ciudad)


Cristo de la Exaltación, segundo de Fusionadas.


Cristo de Ánimas de ciegos, también de los más antiguos de la ciudad, acompañado del cuerpo de los paracaidistas.



Y cierra la cofradía la virgen del Mayor Dolor. Vimbrio fue hombre de trono de esta virgen, pero no siguió para mi decepción.




Y el broche de oro (nunca mejor dicho) del miércoles santo, con la lujosa y elegantísima cofradía de la Expiración y la virgen de los Dolores. Es extraño pensar que esta cofradía tan adinerada pertenezca, de toda la vida, al popular barrio de El Perchel, pero así es.

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