miércoles, 7 de agosto de 2013

LA BELLA Y LA BESTIA. EL MUSICAL

El domingo fuimos al Teatro Cervantes a ver el musical de La Bella y la Bestia. Teníamos las entradas compradas desde esta primavera, porque ya me quedé con las ganas de verlo cuando estuvieron aquí hace unos años y esta vez iba a estar atenta.
Y desde luego que valió la pena. Primero, porque la historia es preciosa, clásico cuento de hadas, lleno de magia y romanticismo y, segundo, porque la obra está representada exquisitamente. Y ya no sólo hablo de la interpretación de los actores si no de todo el conjunto: escenografía, caracterización, coreografías, vestuario... Todo vale la pena en este musical. Y, tercero, porque le tengo un especial cariño a esta historia. Fue la primera película que vi en un cine de verdad (antes había visto alguna en un cine de verano pero eso no cuenta). También, una vez que tuvimos la peli en casa, cada vez que cantaban: "... ahí va esa joven tan extravagante que nunca deja de leer. Con un libro puede estar 7 horas sin parar. Cuando lee no se acuerda de comer..." mi madre siempre me decía que yo era como Bella y ahora a esos pequeños detalles sí les doy importancia.
Total, que me lo pasé genial, me reí, me emocioné y estoy seguro que ninguno de los críos que había en el teatro disfrutó más que yo!
Estaré atenta, porque si vuelven a pasar por Málaga, volver a ir sin falta.


martes, 6 de agosto de 2013

EPÍLOGO

Después de todo, llegué a mi casa. Después de los nervios, el dolor, las agujetas, la desesperación... pero también después de las risas, el buen ambiente, el compañerismo... después de todo, aquí estoy.
La vivencia se queda en el corazón y en la memoria. Hay que usarla en la vida cotidiana para saber afrontar las ampollas que irán saliendo con paciencia, sabiendo que, tarde o temprano, si se sigue caminando, se llega al albergue.
¡Me alegro tanto de haberlo hecho! Y todavía me alegra más haberme dejado convencer por Kike para comenzarlo mucho antes de Sarria.
¡Me he sentido peregrina, continuadora de una tradición que se remonta a más de mil años!
Llegar a la plaza del Obradoiro es una emoción única, mística. Sabes que estás en un lugar con una energía especial, antigua. Sentarte en el suelo, mirando a esa catedral ha sido lo mejor de mi estancia en Santiago. Fijarte en cada detalle de la fachada, contemplar la llegada de los peregrinos y emocionarte recordando la tuya, mirar a la gente que se tumba en el suelo para ver la M del mundo, se sienta a hablar o simplemente contemplar igual que yo.
Era cierto lo que decía un amigo: lo que cuenta, lo que te queda es el Camino en sí, pero también era cierto lo que decía yo: sin esa meta maravillosa, el Camino no tiene sentido (al menos para mí). Sería sólo hacer senderismo, sería hacer un viaje, una excursión. Es llegar al corazón de Santiago, a ese kilómetro 0, lo que hace que el Camino se meta en el alma y no salga nunca más...
¡¡Buen Camino!!


viernes, 2 de agosto de 2013

Consejos pa quien los quiera!

Para la próxima vez que haga el Camino ya sé lo que debo y no debo hacer: 
Primero y antes que nada, la mochila irá por la mitad, es decir, pienso dejar en casa un montón de cosas que, al final no me hicieron falta, por ejemplo, el saco de dormir. Todos los albergues en los que estuve tienen sábanas limpias, así que ir cargando con el saco es una soberana estupidez.
Dejar la mitad de ropa de la que me llevé porque al final terminas poniéndote la camiseta que lavaste el día anterior y al día siguiente te pones la que has lavado hoy y acabas haciendo el camino con dos camisetas y dos pantalones. Como mucho, llevar tres camisetas, un par de calcetines resistentes (un par se me rompieron) y un par de braguitas. Punto
Una chaqueta por si hace frío y un chubasquero de esos cutres que venden en los chinos!
Medicamentos varios: ibuprofeno, betadine, gasas, tiritas...
En el neceser únicamente champú, gel y desodorante, no vas a necesitar nada más.
Unas chanclas que sean cómodas y resistentes.
Una toalla.
Linterna, tijeras, navaja, unos cubiertos y una fiambrera grandecita para cuando te hagas la comida.
Jabón verde 
Si se quiere, la cámara de fotos o un diario... pero eso es opcional.
Nada más!!
Otros consejos. 
Si se hace el Camino en verano, nunca, nunca, salgas más tarde de las 5 de la mañana del albergue. Vale mucho más la pena levantarte de noche que tener que ir por el campo a las 2 de la tarde.
Procura quedarte en los albergues de los pueblos pequeñitos. No están tan saturados de gente como los finales "oficiales" de las etapas y así puedes ir con más tranquilidad.
Lleva información sobre las etapas: pueblos por los que tienes que pasar, números de teléfono de los albergues (nunca se sabe y a lo mejor un día te conviene reservar cama), cómo está equipado cada albergue (si tienen cocina con menaje principalmente), los precios....
Llevar siempre contigo una riñonera donde tengas las cosas de valor: dinero, dni, móvil... esa riñonera es una parte de ti, nunca te separes de ella.
Cada vez que termines una etapa, por muy cansado que estés, procura estirar, se nota muchísima mejoría.
Cuando tengas momentos de bajón, deja que lleguen, vívelos y déjalos marchar, coméntalo con otros peregrinos, ya verás como a ellos les pasan las mismas cosas que a ti.
Disfruta de los paisajes y de los sonidos, por favor, por favor, no te lleves mp3 ni auriculares ni nada de eso, te perderás el sonido de los manantiales, de los ríos, el sonido del viento, los pajarillos, disfruta de todo eso!!!
Un bastón mínimo, es un apoyo increíble, el mío lo he traído de vuelta y le tengo hasta cariño.
Más o menos son los consejos que tengo, por supuesto cada uno hace su propio Camino y no hay dos iguales, porque las motivaciones también son diferentes. Lo que sí aconsejaría es que se tenga consciencia de a dónde se va, lo que se está haciendo. El Camino es algo más que un viaje!!

jueves, 1 de agosto de 2013

Novena etapa: O Pedrouzo - Santiago de Compostela

Llegué. Acabé mi Camino y entré en la plaza del Obradoiro con tanta emoción que no podía ni hablar.
La etapa fue muy fácil, lo único que pensaba que sería duro era la subida a Monte do Gozo, pero estaba equivocada, también pensaba que el dicho monte sería una preciosidad y que vería Santiago con las torres de la catedral... vamos, super equivocada.


La entrada a la ciudad de Santiago no fue mal y no era fea (no en plan polígonos y eso) pero la catedral estaba lejos todavía y llega un momento que te desesperas porque lo que quieres es llegar ya.


Pero todo llega y al fin vislumbramos una de las torres y entonces la emoción y las lágrimas te pueden y la llegada a la plaza es preciosa. 
Cumplí!! Deseé durante años hacer el Camino y lo he hecho. Durante el Camino, deseé con toda el alma llegar y he llegado.



Obtuve mi compostelana, entré en la catedral, abracé a Santiago y vi la tumba. He sido peregrina y me ha enamorado serlo. He cargado con mi mochila y mis piernas han andado durante 200 km. Ha sido duro, ha sido doloroso, pero también una aventura irrepetible.
El Camino es algo más que un viaje y hay que vivirlo así. Es una experiencia personal, una constante superación y yo la inicié a pesar de mis miedos, la seguí y esa mañana la concluí y aún no me lo creo: Soy peregrina de Santiago de Compostela!!
Agotados nos fuimos al hotel a descansar. Por la noche habíamos quedado los peregrinos para cenar juntos y despedirnos.


Fue una noche muy bonita, pero triste. Nos decíamos adiós después de tantos momentos.
Lo más divertido fue bailar muñeiras al lado de la puerta del Perdón. La noche en Santiago era preciosa. Comimos muy bien (incluido el pulpo, por supuesto) y después de tomar una copa nos fuimos al Obradoiro a disfrutar de la catedral iluminada, por el camino sonaron las campanas que te ponen la carne de gallina.





Tras las últimas fotos, nos despedimos de Eva y Migue, que se iban al día siguiente, con la propuesta de ir a verlos a Arcos... les tomaremos la palabra :)
Nos fuimos al hotel absolutamente rendidos. Había sido un día intenso y lleno de emociones. Y ahora teníamos dos días para pasear y disfrutar de Santiago con toda la calma y tranquilidad del mundo!