La caña es un palo flamenco, del cual también hay infinidad de hipótesis sobre su origen y su nombre.
Serafín Estébanez Calderón llama a la caña "tronco primitivo del cante andaluz".
Antonio Machado "Demófilo" menciona a Tío Luis el de la Juliana como cantaor de cañas y polos, este dato situaría a este cante establecido ya en el último tercio del siglo XVIII.
Alvarez Caballero dice, sin embargo que "Machado puede estar equivocado, porque nada apoya a su testimonio de que el polo y la caña fuesen contemporáneo de Tío Luis el de la Juliana y, en cambio, todo induce a pensar que, efectivamente, ambos estilos vieron la luz ya en pleno siglo XIX".
Volviendo de nuevo a Estébanez Calderón, éste cita a El Fillo como cantaor de cañas, considerándole el estilista más antiguo de este cante. En esa época (mitad del XIX) parece que era costumbre unir la caña con el polo, pero quien parece que le dio a la caña una cuadratura musical perfecta, en palabras de Blas Vega, fue don Antonio Chacón.
"A mí me pueden mandar
a servir a Dios y al Rey
pero dejar a tu persona
eso no lo manda la Ley"
Actualmente la caña comienza con una copla octosílaba de 4 versos a la que sigue un quejío.
Siempre se ha admitido que el ritmo y el compás de la caña proviene de la soleá aunque hay autores que hablan de semejanzas con la alboreá, la serrana y el polo.
Cuando muere Antonio Chacón deja de cantarse hasta que resucita con la grabación que hace Rafael Romero en la Antología de Hispavox en 1954.
A día de hoy se escucha muy raramente, no suele incluirse en los repertorios, y tal vez sea debido al carácter monótono que presenta este cante y la escasa carga emocional, aún así se agradece que de vez en cuando aparezca, como en esta grabación de una actuación soberbia de Arcángel.
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