lunes, 25 de agosto de 2014

LUNA DE MIEL AVENTURERA: LLEGADA A DUBLÍN

Después de la ansiedad terrible que me causa despegar en un avión (pensé que me iba a desmayar, sobre todo por lo brusco que lo hizo el piloto) ya solo quedaba disfrutar del inicio de nuestra luna de miel, aunque tenía cierta inquietud por eso de coger el coche en un lugar que conduce al revés!
Nuestra luna de miel comenzó con retraso, primero por el avión y luego porque tuvimos problemas con el primer coche que nos dieron en Hertz.
Afortunadamente, todo se resolvió a su debido tiempo y comenzamos nuestra aventura: conducir de Shannon a Dublín.
Vimbrio lo hizo muy bien y ni una sola vez, en todo el viaje, se confundió de carril ni tomó mal ninguna rotonda (y mira que nos hemos encontrado rotondas), lo único malo fue que se iba a la izquierda y ya os podéis imaginar lo que me entraba por el cuerpo.
En el primer día nos llevamos por delante el retrovisor de una furgoneta y por poco a un ciclista, pero, afortunadamente no pasó nada más y el dueño de la furgoneta fue super simpático (cualidad muy irlandesa).
Hicimos una primera parada en Nenagh para almorzar (a las 5 de la tarde). Entramos en un pub y nos adentramos en el auténtico ambiente irlandés. Estaban allí unos parroquianos tomando Guinness a una velocidad de vértigo y viendo un partido de criquet, muy emocionante debía ser por las reacciones de la gente.


Allí fue también nuestro primer contacto con la comida irlandesa. Vimbrio se pidió una sopa de verduras que estaba riquísima y yo una ensalada con pudding negro que estaba buenísimo, y los dos un popurrí de carne al grill.
Dimos una vuelta por el pueblo, que es muy bonito y seguimos camino de Dublín.


La primera entrada a la capital irlandesa nos gustó mucho, pero ya era tarde cuando llegamos al hotel que era muy hortera en cuanto a la decoración, pero la habitación era muy acogedora, calentita y limpia y la dueña lo más amable y servicial del mundo, así que encantados con el sitio.





Decidimos no adentrarnos ese día por el centro porque estábamos lejos y ya era tarde (de hecho no encontramos ningún sitio para cenar, lo cual tampoco fue un problema ya que habíamos comido tan tarde). Nos quedamos por la zona y nos metimos en un pub muy chulo y allí me tomé mi primera pinta de Guinness con la cual no he fallado casi ningún día.



El primer día de luna de miel había sido emocionante por muchas cosas.
Al día siguiente iríamos a Wiclow, primer contacto con la naturaleza irlandesa que no defraudó para nada!

2 comentarios:

  1. Que bien que lo del susto del ciclista y el retrovisor quedase en nada :)
    ¿Saben las guiness de allí muy diferentes a las de aquí o lo que nos traen de importación aquí son de verdad las de allí?

    He visto en facebook que Vimbrio ha hecho la sopa y le ha quedado muy bien así que espero que este invierno nos invite a una, jaja

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  2. Pues sí, recuerdo que la irlandesa que aparece en la foto estaba muy rica, pero la que ha hecho Vimbrio está mejor todavía

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