Vimbrio fue quien más sufrió y otra vez por culpa del coche. Salimos estupendamente de Dublín, estuvo conduciendo fenomenal por la autovía. Yo seguía con todos mis sentidos puestos en la carretera para indicarle cuándo se pegaba mucho a la izquierda, pero la verdad es que tuve que hablar poco en ese sentido.
Nuestra intención era ir al parque natural de Wiclow. Vimbrio había escuchado que era el "bosque" de Irlanda y en el hotel nos lo habían recomendado.
Wiclow también es un pueblecito, así que, como no veíamos ningún cartel indicando la dirección del parque decidimos entrar para preguntar.
De entrada nos encantó el pueblo y estábamos buscando aparcamiento, cuando Vimbrio se confió demasiado, se pegó demasiado al bordillo y escuchamos "plof!" y todo el mundo mirando hacia nuestra dirección: había explotado la rueda de mi lado!
El pobre Vimbrio, qué mal rato pasó, se sentía super inseguro a pesar de que yo le decía que es muy normal que ocurran esas cosas cuando no se está acostumbrado a conducir al revés, pero nada, no se consolaba.
Afortunadamente, a la entrada del pueblo habíamos visto un taller de coches y fuimos allí. Con la amabilidad acostumbrada nos cambiaron la rueda y por cierto, a muy buen precio y, para que Vimbrio se animara un poquito, decidimos quedarnos dando un paseo por Wiclow que vale mucho la pena.
Nos acercamos al muelle donde había gente pescando y niños metiéndose en el agua (con el frío que hacía), ni que decir tiene que fue ver eso y ya estaba Vimbrio diciendo que se tenía que meter en el agua, así que volvimos hacia el pueblo para buscar una toalla de playa y cuando la encontramos nos dirigimos a las ruinas de un castillo y a una playita preciosa que había por allí.
Me encantó, además fue mi primer contacto con el césped verde y fresco que crece por sí mismo sin necesidad de gastar un dineral en agua para regarlo.
También he descubierto que un castillo en ruinas tiene un encanto romántico que no tienen los que están en pie sin un rasguño, yo prefiero los primeros y si debajo tienen un acantilado, una playa, una bahía... mucho mejor.
Bajamos a la playa y por supuestísimo, Vimbrio se bañó.
Esta visita nos encantó: pueblecito encantador, lleno de flores por todas partes, casitas de colores, escaparates bonitos...
Y por fin nos decidimos a ir al bosque....Ay el bosque de Wiclow!
Yendo por la carretera vislumbramos un lago y ya no podíamos aguantar la impaciencia por bajar y comenzar a caminar por allí.
Qué preciosidad de sitio! Vimos dos lagos, árboles, ríos, cascadas, musgo por todas partes, árboles formando círculos, que parecía que estaban en un concilio. Olvidamos por completo el percance el coche, el mundo y el tiempo.
Cuando ya íbamos volviendo al sitio donde teníamos aparcado el coche, nos cayó una tromba de agua impresionante (aquí, los dos duendecillos se habían ido a Irlanda y Escocia sin un triste paraguas), llegamos al coche calados hasta los huesos pero felices, nos había llovido en Irlanda!!! (somos unos frikis qué le vamos a hacer). Lo malo fue que con la ropa y los tenis empapados de agua ya no podíamos seguir caminando por el bosque porque tampoco era plan de coger una pulmonía, así que volvimos a Dublín.
Después de una buena ducha y de poner la ropa a secar, nos fuimos al centro, porque esa noche sí que queríamos escuchar música tradicional y vaya si la encontramos.
Nos metimos en una pub muy grande que hay por la zona del famosísimo Temple Bar (que por cierto no llegamos a ver) y justo cuando entramos se estaba preparando un violinista y un guitarrista que estuvieron cantando canciones tradicionales irlandesas. Lo que pudimos disfrutar Vimbrio y yo.... fue una noche estupenda!
La verdad es que fue un día magnífico, lo disfrutamos una barbaridad!
Al día siguiente descansaríamos de las emociones del coche porque le dedicaríamos toda la jornada a Dublín...
Lo de la rueda le pasa a la gente aquí sin conducir al revés así que no debería preocuparse de eso.
ResponderEliminarLos paisajes de irlanda y escocia son espectaculares, por ahora solo los conozco de fotos y documentales pero estoy deseando ir en persona.
Los castillos en ruinas tienen un encanto especial que no tienen los que se mantienen en perfecto o casi perfecto estado. Andrea y yo hemos disfrutado y hecho más fotos bonitas en castillos en ruinas de Castilla que en los que están en mejor estado (que, además, siempre suelen estar llenos de turistas)
Pues Isaías, las fotos no le hacen justicia al paisaje, sobre todo, al paisaje escocés, por muchas fotos que hagas y por mucho que ajustes la cámara, la impresión que produce esas montañas y la oscuridad de algunos bosques no se puede captar con la cámara, así que si tenéis ganas de ir no lo dejéis, vale muchísimo la pena
ResponderEliminar