Se hizo de día el 8 de marzo. Cumplía años pero no me dio tiempo a pensar en eso porque lo que veía era precioso.
En un principio íbamos a ir a Trujillo y luego conocer Cáceres, pero buscando una oficina de turismo cambiamos de opinión: había muchas cosas que ver y mucho a donde entrar como para dejar Cáceres para última hora.
Con el mapa en la mano nos pusimos a patear el centro.
Entrar en los museos e iglesias no es nada caro, como mucho 2,50 euros, así que fuimos a la Catedral, al Museo de la semana santa, al Museo Provincial, a la Iglesia de san Francisco Javier, a la Torre de Bujaco... total, que nos hinchamos...
Cada vez que había una torre a la que subir, allá que íbamos, las vistas lo merecen, pero os podéis imaginar las agujetas que tenemos!
Y mientras íbamos de un sitio a otro, encantados con las calles empedradas llenas de historia y de unos edificios bellísimos y encima teniendo la buena suerte de disfrutar de un tiempo prácticamente veraniego.
Una de las cosas que más me gustaron fue caminar sobre la muralla que da a la Plaza Mayor. Se entra por la Torre de Bujaco donde, además, se encuentra el Museo de las Tres culturas. Las vistas de la ciudad son espectaculares.
Durante la comida (que por cierto, siempre comimos en el mismo sitio, El Pato) se me ocurrió: "Y si vamos mañana a Salamanca?"
Vimbrio: ".... vale!!"
Lillibit: "pero claro, haría falta tener el coche alquilado un día más..."
Pa qué diría nada! El pobre Vimbrio tuvo que llamar un millón de veces tanto a Rent a car como a Goldcar y todo eran problemas, de hecho, no nos dieron el sí hasta el día siguiente, por cierto, que recibimos la llamada ya en Salamanca.
Entretanto comimos unas buenas migas extremeñas, una tosta con torta del Casar y patatera y un platito de jamón de bellota (había que cuidarse que aún nos quedaban cosas que ver)
Hicimos la digestión dando un paseo tranquilo y nos fuimos pa Trujillo.
Oh! qué sorpresa Trujillo, qué bonita!!
La Plaza Mayor me pareció aún más bonita que la de Cáceres.
La parte del castillo es espectacular, bueno, en verdad todo el casco antiguo, es tan auténtico, tan antiguo... impresiona. Me hubiera gustado quedarme más tiempo y entrar en los sitios, pero era ya tarde, así que nos tuvimos que conformar con dar un buen paseo...
Regresamos a Cáceres ya de noche, cenamos en su Plaza Mayor (en el Pato, por supuesto) y nos despedimos de tan bonita ciudad, paseando por el centro, que como dije ayer, de noche tiene magia.
Al día siguiente iríamos a Salamanca y ya tenía yo mariposas en el estómago porque se me ocurrió pasar la noche en Sevilla, y cuando se tiene la posibilidad de ir a Sevilla, las mariposas revolotean....
Que nos gusta la aventura!
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