jueves, 5 de marzo de 2015

LOS JUEVES ME VUELVO A PONER FLAMENCA: LA SEGUIRIYA MÍTICA

EL PASO DE LA SEGUIRIYA

Entre mariposas negras,
va una muchacha morena
junto a una blanca serpiente
de niebla.

Tierra de luz,
cielo de tierra.

Va encadenada al temblor
de un ritmo que nunca llega;
tiene el corazón de plata
y un puñal en la diestra.

¿Adónde vas, siguiriya,
con un ritmo sin cabeza?
¿Qué luna recogerá
tu dolor de cal y adelfa?

Tierra de luz
cielo de tierra.


La seguiriya es el cante jondo por antonomasia, junto a la soleá.

Se trata de un palo difícil y exigente para el cantaor, sombrío, trágico. Es un quejío amargo con el cual el intérprete se queja de su desgracia, muerte, mal de amores...

Su origen es incierto, aunque se sabe que proviene de la toná (origen de todo) y los primeros testimonios podrían situarla en el siglo XVIII.

Las coplas de la seguiriya son estrofas de 4 versos, donde el protagonismo, más que en las letras, está en los profundos quejíos y ayes de los cantaores:

“Siempre en los rincones
te encuentro llorando,
mala puñalá me den, compañera,
si te doy mal pago”

Quien mejor y más poéticamente define la seguiriya es Lorca:
“La seguiriya gitana comienza con un grito terrible, un grito que divide el paisaje en dos hemisferios iguales. Es el grito de generaciones muertas, la aguda elegía de los siglos desaparecidos, es la patética evocación del amor bajo otras lunas y otros vientos”

“La portentosa seguiriya gitana” que es “como un cauterio que quema el corazón, la garganta y los labios de los que la dicen”.


Por su sentido trágico y profundo la seguiriya tiene un gran protagonismo en el Poema del cante jondo y se puede decir que resume perfectamente la mitología andaluza creada por el Poeta.

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