martes, 23 de julio de 2013

Primera etapa: Ponferrada - Villafranca del Bierzo

A las 6 de la mañana estábamos ya en punta. Aún no había amanecido del todo. Sellamos en el hotel y salimos. Por el camino ya nos íbamos encontrando peregrinos porque mucha gente inicia su peregrinaje desde Ponferrada.
Estuvimos andando a muy buen ritmo durante al menos 2 horas y paramos a desayunar en Fuentes Nuevas. Fue muy gracioso, le pedimos a la camarera una tostada con tomate y aceite y la muchacha no tenía porque, por allí, no se estila, así que pedimos mantequilla y mermelada y cuando las trajo nos preguntó que cómo era eso del tomate y el aceite porque muchos peregrinos se lo pedían y ella no tenía ni idea.
Retomadas las fuerzas continuamos nuestro camino siguiendo las flechas amarillas. Hubo un tramo precioso de bosques y vides. La gente nos saludaba y nos deseaba "buen camino" (la expresión que más se oirá a lo lago del camino). 


En Cacabelos, un hombre nos invitó a pasar a su casa para ver su patio, que no tenía nada que envidiar a los cordobeses (algo que descubrí en Asturias hace un par de años fue la cantidad de casas adornadas con flores. La fama la tiene Andalucía, pero por el norte adornan mucho más).
Y ya en Pieros comenzó la tortura. Eran ya sobre las 12 del mediodía, un calor de verano importante y había que comenzar a subir. Primero por asfalto, luego por mitad de las vides y por ultimo por monte. Dos horas subiendo y ni una mala sombra donde poder parar a respirar.
Fueron 5 kilómetros, creo, pero se me hicieron eternos. No quería ni que me hablasen (Kike puede corroborarlo). Al fin, llegamos a Villafranca. Pasamos por la puerta del Perdón. Antiguamente, el peregrino que por enfermedad no podía llegar a Santiago se quedaba aquí y tenía el mismo significado que la catedral compostelana.


Ahora había que encontrar el albergue porque queríamos uno más a la salida del pueblo. Al final, después de preguntar mucho y de dar muchas vueltas encontramos el albergue La piedra. Limpio, cómodo, bien organizado, con cocina perfectamente equipada y todo lo que necesitábamos.
Los pies me dolían, las piernas, los hombros del peso de la mochila, allí vino nuestra primera visita a una farmacia (no sería la última), pero había hecho mi etapa y eso siempre es algo que te anima.
Villafranca es un pueblo muy bonito y monumental, si hubiera estado en otras condiciones lo habría visitado bien, pero cuando estás haciendo el camino el turismo es secundario. De su plaza no pasamos, pero bien a gusto se estaba allí tomando algo fresquito.



Todo el mundo comentaba que al día siguiente vendría la etapa reina: subida a O Cebreiro. Yo, ingenua de mí, no sabía lo que me esperaba.
El despertador sonaría a las 4:30 de la mañana, había que ganar tiempo...

1 comentario:

  1. Yo me pateé Villafranca a base de bien, el turismo es fundamental, no secundario. Salir a las 6 es de novatos, haberme preguntado :P

    ResponderEliminar