miércoles, 31 de julio de 2013

Octava etapa: Ribadiso - O Pedrouzo

Penúltima etapa. Al día siguiente entrábamos en Santiago. Inmensa alegría porque ya había muchas ganas y el cuerpo necesitaba un descanso, a pesar de ir bastante bien y penilla porque esto se acababa.
Esta etapa simplemente me puso de mal humor. No nos esperábamos las cuestas pronunciadas que tendríamos que subir antes del amanecer y, para colmo, con piedras sueltas del tamaño de mi puño por todo el camino, por lo que el poco bosque que nos encontramos no lo pude disfrutar, no era muy recomendable levantar la vista del suelo.
Eso sí, aunque mantenía mi buen fondo físico, los gemelos me tiraban bocados y lo pasé bastante mal.
Llegué al albergue bastante encorajinada con la etapa pero habiendo hecho un tiempo magnífico (tuvimos que esperar durante 2 horas a que abrieran). Si estaría de mala leche en esta etapa que, cuando ya quedaba poco para llegar nos adelantó una jovencita (durante todo el camino más o menos habíamos estado coincidiendo con un grupo de chavales de Cádiz). Iba con dos bastones, sin mochila y escuchando música... y me entraron ganas de darle con mi bastón en la cabeza, eso no es hacer el Camino!!!!
El albergue municipal de Pedrouzo es feo, cutre y mal equipado, por ejemplo, 4 cuerdas de tender para 120 personas que tienen bastante ropa que lavar(tuvimos que utilizar la lavadora y la secadora); una habitación repleta de camas y sólo dos enchufes... cositas así. Para olvidar, pero olvidado estaba prácticamente al instante porque al día siguiente entrábamos en la plaza del Obradoiro y esta gran aventura terminaba...

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